Quiero contaros/te una historia, te la debo Ani OntheRoad por tantas veces que siendo tuya te la robé para contarla a mis pacientes en terapia.
A mis muchos años y en un alarde de valentía me apunté a la aventura de un viaje solidario, iba sola junto a veintitantas personas que conocí en el aeropuerto de Barajas. En ese viaje a un pueblecito perdido de Cuba, descubrí para mi sorpresa que había otras valientes que apenas tenían 20 años, iban sin «amiga de apoyo» y entre todas ellas, una: «TU».
Una mañana, que no recuerdo si era la segunda o la tercera de nuestra estancia en ese escenario desconocido, mientras yo buscaba a qué grupo acoplarme para no quedarme sola por esos mundos de dios pregunté:
– «Y Ana.»
Y alguien respondió:
– «Creo que se ha levantado y se ha ido sola a la Habana»
– «Qué?? Sola? Cómo? Si no hay transporte.. Sola?»
Y sí, tú empuje echó al traste mi recién estrenada imagen de aventurera intrépida al percibirme a mi misma buscando amiguitas para poder moverme.
Algo me giró ese día.
Y hay dos capítulos más que completan la trilogía de la que aprendí algo importante que te cuento en tu página:
«Lo que nos mantiene anclados al suelo sin volar y explorar todas las posibilidades que ofrece este mundo, son esa mal llamada «cordura», «sensatez», «prudencia»… cuando deberíamos llamarlo miedo, dependencia, inseguridad, comodidad… Y esos sueños sin cumplir se quedan en la mochila, pesándonos cada vez más, hasta hacernos caminar fatigados y mirando al suelo, cargando kilos de frustración por las cosas que no nos atrevimos a hacer»
Un besazo a todos y en especial uno muy sentido para todos los que compartimos recuerdos de aquel verano inolvidable.