Os voy a desvelar un secreto que conocemos todos los psicólogos que nos dedicamos a la clínica, cuando lo sepáis ya decidiréis qué hacer con él.
Permitidme que os lo cuente así:
Juan espera inquieto en la sala de espera, está entre desconfiado y esperanzado pero sobre todas las cosas está de “INCÓGNITO”.
No ha querido preocupar a su familia y no se ha atrevido a contárselo a sus amigos, solo su novia sabe que viene; de hecho es ella quien le ha animado a venir.
Mira disimuladamente al cliente con el que salgo, intentando descubrir qué diantres la pasará a ese tipo con lo “normal” que parece, al mismo tiempo que baja la mirada para que ese tipo no piense que es él el «pirado».
Por fin se sienta en el sillón:
– “Verás, no sé por dónde empezar, lo mío es muy raro, estoy agobiado, no sé qué quiero, la gente espera mucho de mí y temo decepcionarles, ¡soy lo peor! ocupo el tiempo el mil enredos y no me pongo a lo que debería… no puedo con esta ansiedad… me siento atascado, inútil, no soy capaz de pensar, estoy embotado…
Juan rompe a llorar
– “¿No ves? No es normal, estoy fatal”
Y ahora viene el secreto:
– “No eres raro, eso es normal”
Parece sencillo ¿verdad? Pues él no lo sabe. Él cree que es un bicho raro.
Que un psicólogo le revele la verdad (oculta socialmente) de que sus emociones son «normales, humanas y frecuentes» le quita a Juan el estigma que multiplica por mil sus preocupaciones.
En un país que ocupa uno de los primeros puestos en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos resulta que nadie los toma.
Queda mal contar que estás decepcionado contigo mismo,
Que la maternidad te ha robado un espacio para ti que ya no encuentras,
Que pasaste el domingo esperando una llamada que no sonó,
Que en el bolsillo de tu Giorgio Armani llevas alprazolam por si acaso,
Que a veces te sorprendes con el corazón desbocado al tomar la palabra,
Que eres incapaz de olvidar a esa persona de la que ya nadie te permite hablar
O que a veces sientes desilusión con todo sin saber por qué.
Esos son nuestros secretos, nos han enseñado que contarlos nos hace débiles.
¿No creéis que lo que nos hace débiles es lo contrario?
Saber que todos sentimos lo mismo nos hace pasar de “raros y enfermos” a Humanos.
Os voy a hacer una pregunta: ¿Compartiríais aquí un miedo, una debilidad, un error?
¿A que es difícil?
Feliz tarde de miércoles