ELIJO LA MAGIA
No sé si es defecto de fábrica o elección pero no he aprendido esas grandes lecciones que se supone tienes que aprender de los «palos» de la vida.
Cuando la gente de mi entorno curtida en mil batallas trata de protegerme, me descubro yo protegiéndome de su buena intención. Es más, cuando la vida me ha puesto delante esas jugadas que te encogen el estómago, es cuando más alerta he estado para no «madurar» hacia la desconfianza, el caparazón, el descreimiento y ese «venir de vuelta de todo».
Lo que sí quiero y puedo es enamórame siempre por primera vez, mirarte y que el mundo desaparezca, jugar sin edad, creerte. Confiar siempre, no me importa sufrir si me tomas el pelo, es tu libertad si eliges hacerlo.
Yo elijo la magia, elijo mirar las cosas con sorpresa y no como si ya nada me sorprendiera.
Creo que la vida te va exponiendo a experiencias y ante ellas se puede madurar de dos maneras:
– Hacia la vejez, la rigidez mental teniendo todo «muy clarito», el blindaje del corazón y la tibieza ante la belleza de la vida.
– O hacia la longevidad, la flexibilidad mental, el amor a corazón descubierto y la mirada infantil ante todo lo que nos rodea.
Yo me quedo dando vueltas en este salón hasta el amanecer… 💙💙💙
Ilustración de Pascal Campión