PORQUE CADA DÍA CUENTE
Esta tarde tenía este inicio de conversación mientras caminábamos hacia el despacho:
– ¿Qué tal el día de hoy?
– Típico, un día normal, sin nada especial, anodino…
Y tu día de hoy, ¿como ha sido?
Tal vez tú también hayas tenido un Martes típico y normal, con una consecución de tareas programadas y ejecutadas por inercia: un salto de la cama al sonar el despertador, una ducha rápida, el ritual del desayuno, el ritual del vestirse con ese atuendo que lleva incorporado una manera de hacer y decir, las llaves, el trayecto de siempre, bla, bla en el trabajo y de vuelta a casa, cena, tele y ahora en breve… a la cama.
Sí, tiene pinta de que éste martes 9 de Junio ha sido un día normal, con sus cosas claro, pero al fin y al cabo un martes más que tachar en el calendario.
Pero vamos a ponerle el segundo apellido al día de hoy, ha sido (y todavía es) martes 9 de junio de 2015 y eso lo convierte automáticamente en único, irrepetible y cargado de minutos que nadie nos devolverá.
A veces tenemos el absurdo pensamiento de que el tiempo con nosotros hará una excepción, con los demás no, pero a nosotros nos dejará aquí eternamente como ese reloj de arena que podemos girar una y otra vez.
Pero esa metáfora engaña a nuestro cerebro.
La metáfora real es la de un reloj de arena pero sin parte de abajo, la arena cae al vacío y no podemos recuperarla una vez derramada, para volver a empezar.
Nada vuelve a empezar.
Emulando al brindis de Jack Dawson en
el Titanic: “Haz que cada día cuente”
¿Cómo?
Simplemente cayendo en la cuenta y eligiendo
sonreír a pesar de todo.
Y como lo difícil es caer
en la cuenta se me ocurre una idea: podéis
colocaros encima algo que os choque a la vista como un
anillo en otro dedo diferente al habitual, una pulsera
brillante, un tatuaje casero…
Eso bastará para recordarnos que depende de nuestra actitud el hacer que cada cada minuto cuente.
💛💛💛