Como una trata de profesar con lo que se promulga (y ayer con el post, yo también me recordé que hay que hacer conscientes los momentos y degustarlos), hoy decidí buscar un lugar diferente para comer y he descubierto un bar de deliciosos bocadillos de jamón y un gazpacho perfecto, un poco «snob» en la presentación, de hecho se llama «Bocadillo de jamón y champán», un nombre … desconcertante.
http://www.madrid-confidential.com/a/bocadillo-de-jamon-y-champan
Eso sí, la materia prima es de primera.
Al salir caía un chaparrón de esos inesperados (al menos para los que no escuchamos las previsiones del tiempo) y justo al lado estaba «Mama Framboise» así que tocaba un cafetito y embelesarse observando la lluvia.
Y ya toca volver al trabajo.
Se ha quedado en las calles ese aroma inconfundible que deja la lluvia y que hoy leía en un periódico que tal olor es motivo de investigaciones y que hasta tiene un nombre: «Petricor».
Suena a petróleo y centro comercial, creo que ningún poeta incluirá esta palabra tan fea a pesar de lo que evoca. Curioso poder el de las palabras para crearnos emociones.
Acordaos de despejar la mente de pensamientos y observar lo que tenemos delante, sin más, sin juicios.
Solo observar y sentir.
Feliz tarde 💙💙💙