– ¿Te acuerdas mi amor, de aquel día en Cadaqués?
– Cómo olvidarlo…
– Te presentaste con ese descapotable rojo…
– ¿Rojo? al final alquilamos el negro y no lo hice por sorpresa, fuimos los dos…
– Es verdad mi amor!! ahora me acuerdo de aquel tipo tan peculiar del concesionario!!. Y qué guapo estabas con tu camisa blanca y los vaqueros… Me acuerdo perfectamente.
– Yo también cariño, con todo detalle. Tu llevabas ese vestido vaporoso de flores que tanto me gusta!!
– Qué recuerdos… Íbamos en aquel descapotable rojo…, rojo no, negro, negro!!… mientras recortábamos la costa del Mediterráneo, tan felices… y escuchábamos una y otra vez “This Is The Life” de Amy Macdonald a todo volumen, ¿sabes que me impresionaste con tu nivel de inglés?
– ¿No íbamos cantando “Libre como el viento” de Medina Azahara?
– ¿Cómo íbamos a ir cantando eso? Esa sería en otro momento. Desde entonces “This Is The Life” es nuestra canción.
– ¿Tenemos una canción cariño?
– Puff! de verdad… Como puedo quererte tanto!…
… Luego recuerdo tus palabras exactas en aquella situación tan forzada con todo el mundo mirando, te acercaste y me dijiste al oído: “Si me dices que no, seguiré poniéndote en evidencia con escenas de este tipo una y otra vez… tu verás”
– Vaya! pues sí que soy ingenioso sí, y tú me dijiste: “si si si siiiii…. te doy miles de “sis” para que nunca te falten cuando dudes”
– ¿Te dije eso? Pues yo también soy ingeniosa entonces.
– ¡Qué recuerdos cariño!
– Cómo olvidarlo…
Por increíble que nos parezca, NO REPRODUCIMOS sino que RECONSTRUIMOS. Hay una frase que me encanta de
M. Erickson: “Siempre estás a tiempo de haber tenido una infancia feliz” y no es autoengaño.
Somos nuestra memoria y tú tienes mucho que ver con lo que recuerdas, qué borras, qué seleccionas y qué tinte le das, hay ahí un poder del que nos cuesta hacernos responsables.
En esta tarde de nostalgias, gracias a todos los que me regalasteis recuerdos imborrables.
💙 💙 💙