Leer multiplica la felicidad

Nada!, la primavera me ha dejado una astenia dormilona soporífera, es entrar por la puerta de casa y caigo dormida sin remedio.

Ni siquiera me ha dado tiempo a hacer honor al Día del Libro.
Al ver mi estado casi febril ya he abandonado la idea de escribir un post sobre la brutal importancia de cultivar nuestra mente con la lectura para ser mucho más felices.

Pero al menos pretendía leer algo y a lo máximo que he llegado ha sido a coger el libro que estoy leyendo, ponerlo sobre mi y sin abrirlo siquiera, he oído el ruido que hacía al caer al suelo cuando me daba media vuelta en la cama para coger el acople perfecto.

Llevo cinco horas durmiendo ya, no os creáis… (y ahora sigo), pero tenia en mente escribiros hoy cuando llegara a casa y soy cabezona.

Aunque no puedo darle mucho a la neurona en este estado, al menos quiero hacer los honores a todos esos libros que me han construido y destruido, instalándose por todos los rincones de mi cuerpo.

Y para hacerles mi pequeño homenaje, elijo ese momento mágico que se da cuando lees la última página de un buen libro y cierras la tapa. Con una leve sonrisa agradecida y nostálgica.

Solemnemente guardas unos minutos de silencio por esos personajes que no puedes creer que no vayas a volver a saber de ellos después de colarse dentro de ti de una manera tan íntima. Porque evidentemente piensas que seguirán con sus vidas.

Pero en éstos casos me consuela pensar que…
LAS BUENAS HISTORIAS NO TIENEN FINAL, NI EN LA VIDA REAL NI EN LA FICCIÓN. Te acompañan siempre.

¿El último libro que cerré sintiendo eso?
«Shantaram» De Gregorio David Roberts

¿Y a ti? ¿Qué libro te ha gustado especialmente?

💙💙💙