Tris – te – zás!

Ya he vuelto! aunque no de vacaciones porque no me he ido todavía, pero sí he estado unos días sin colgar lo que escribía.

Porque hay cosas que se escriben en folios que luego se transforman en avioncitos de papel para lanzarlos al viento.
A veces los días difíciles se concatenan y te rodean la cintura como si fuera una cordillera de altísimas montañas que no te dejan ver el horizonte y la cabeza se empeña en descolgarse hacia adelante mirando al suelo en vez de estirarse hacia atrás para mirar al cielo.

Las emociones hay que expresarlas pero también se contagian y como estos días he andado vestida de azul (como el personaje Tristeza de Inside Aut) he preferido confinarme en mi isla donde solo caben una misma y los amores de siempre.

También hay sitio para los que queráis “estar” y recorrer el camino hacia mí, un abrazo de esos de diez segundos y de vuelta al esparcimiento veraniego, que es lo que toca.

Y por supuesto también hay sitio para los que transitáis estos días por la tristeza, porque el sentido de lo que escribo está en contribuir a la alfabetización de esas emociones que nos habitan y que son las grandes desconocidas y olvidadas por la ciencia hasta hace bien poco, cuando realmente son la base de nuestra felicidad o insatisfacción vital por encima de circunstancias, talentos y posesiones.

Somos herederos de tres consejos erróneos respecto al manejo adecuado de la tristeza (y a pesar de que no me gusta hacer diferencias de género, los hombres han sido más víctimas de estos malos consejos):

1. NO EXPRESARLO: Aparentar que no pasa nada, incluso ante uno mismo porque hacerlo denota debilidad.
2. MEDICARSE: «Tómate una pastilla milagrosa, para eso están, la medicina ha avanzado una barbaridad y hoy en día no hay por qué pasar dolor emocional».
3. EVITACIÓN: «Ocúpate en mil quehaceres para no pensar, el tiempo todo lo cura»

Pues UN GRAN NO a todos esos consejos que son culpables de que el dolor se nos quede pegado a la espalda y con el tiempo carguemos con un peso que ni siquiera somos capaces de ver.

Mi propuesta:

Queramos o no queramos en la vida tendremos cambios y los cambios implican dolor por lo perdido que tira como un niño pequeño de nuestra ropa para que lo escuchemos y consolemos así que déjate de rodeos, los «duelos duelen», son inevitables, humanos y positivos también.

1. QUEDA CON TU TRISTEZA Y ESCÚCHALA: Así que en cuanto salgas del bloqueo inicial busca un lugar y queda con ella a solas, deja que te cuente, pregúntala. Cuidado, no te quedes colgado de ella, 10 minutos bastan, si sigues entras en el camino de la obsesión y la depresión.

2. EXPRÉSALA: Cuando consigas sentirla, dale forma, sácala de dentro, si no te apetece no hace falta que la cuentes a los demás, puedes expresarla escribiendo, con la música, danzando, pintando, gritando, llorando, corriendo o conversado en voz alta contigo mism@… tienes que encontrar la forma en la que tú expresas tu tristeza, pero no la dejes dentro.

3. DISTRÁETE: Vuelve a pintar de color lo que te rodea, sal de ti y vuelve al presente.

* Este proceso se hace una y otra vez hasta que cicatrica la herida. Porque el tiempo solo no cura nada.
Recuerda: Sentirla unos minutos-Expresarla – Distraerse.

Me alegra volver a escribir y que uno de esos avioncitos aterrice en esta página.

Os deseo una Feliz noche y que vuestros aviones lanzados al viento estén cargados de sueños 💙💙💙